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MOLINOS DE VIENTO


Opereta en un acto, dividido en tres cuadros, en prosa y verso. Texto original de LUÍS PASCUAL FRUTOS. Música de PABLO LUNA. Estrenada el 2 de diciembre de 1910 en el Teatro Cervantes de Sevilla.
MOLINOS DE VIENTO fue una de las primeras propuestas de opereta a la española, adaptadas al marco de acto único del género chico, en un intento de renovar las temáticas tradicionales del género excesivamente agotadas por el reiterado costumbrismo chulesco.
El compositor
Pablo Luna y Carné nació en Alhama de Aragón el 21 de mayo de 1880 y murió en Madrid el 28 de enero de 1942. Era hijo de un teniente de la Guardia Civil. Estudió composición y armonía, pensionado por la Diputación, en la Escuela de Música de Zaragoza y cuando terminó sus estudios dirigió varias compañías de zarzuela hasta que en 1908 fue nombrado Director del Teatro de la Zarzuela de Madrid (este teatro se incendió el 8 de noviembre de 1909 y tardó cuatro años en reconstruirse), y desde 1914 fue además empresario del mismo en donde emprendió, junto con su socio Arturo Serrano, una campaña a favor de la música española, dando entrada a compositores noveles de tanto mérito como Vives, Falla, Turina, Conrado del Campo, Guridi y especialmente Millán. Desde su primera zarzuela LA ESCALERA DE LOS DUENDES (1904), su actividad compositora fue frenética. De sus obras detallo casi exclusivamente las que han tenido trascendencia fonográfica, MUSSETA (1908), MOLINOS DE VIENTO (1910), LOS CADETES DE LA REINA (1913), EL ASOMBRO DE DAMASCO (1916), EL NIÑO JUDIO y LOS CALABRESES (1918), BENAMOR (1923), LA PASTORELA en colaboración con Moreno Torroba (1926), LA PICARA MOLINERA y LA CHULA DE PONTEVEDRA (1928), LAS CALATRAVAS (1941) y su obra póstuma EL PILAR DE LA VICTORIA (1944), con libreto de Manuel Machado.
Fue quizás el compositor español que más destacó en el cultivo de la opereta española, a la que aportó originalidad de estilo, elegancia melódica, fantasía para la expresión y un cierto exotismo que hicieron decir al maestro Vives que Pablo Luna escribía “música rubia”. Al hablar de Luna como cultivador de la opereta considero de interés traer aquí unos comentarios que introduje en la Reseña de KATIUSKA y cuyas generalidades, son también aquí de utilidad. Sobre este tema genérico hubo hace algún tiempo un esbozo de debate en el Foro Nueva Zarzuela a raíz de la pregunta de algún aficionado y no me acuerdo si fue El Pichi el que explicaba la diferencia entre opereta y zarzuela, pero el tema no fue acotado con rotundidad, yo diría que porque es tema menor que no afecta a la esencia del género y quizás se ha utilizado esa denominación para obras cuyo argumento no se ha desarrollado en el ambiente castizo o regional español, como ocurre por ejemplo MOLINOS DE VIENTO, LA GENERALA, esta KATIUSKA, etc..... Un apunte más de fondo aporta una voz autorizada, la del Padre Federico Sopeña que por un lado achaca el nombre de opereta al intento de Sorozabal de desembarazarse del “mal rollo” de la procaz revista, a la sazón en auge, y por otro lado me parece entender que reivindica para Katiuska el “concepto” zarzuela aunque vestido de la “forma” opereta. Creo que merece la pena dejar hablar a Sopeña sobre esto; así sobre lo primero, dice literalmente: “Katiuska no se titula zarzuela sino opereta. Quiere ser, pues, música ligera. En aquella época la fuerza que hoy tiene la canción venía especialmente del teatro: danzas rusas, fox, de Katiuska se hicieron popularísimas pronto, pero sabiendo quien las cantaba, que se trataba de música, de buena música, como lo había sido la opereta en Viena y en París durante el siglo XIX. Sorozabal está en esa línea: mientras los compositores de zarzuela de entonces descienden muchos escalones para acercarse a la procaz “revista” de aquellos tiempos, el músico donostiarra alza su punto de mira. Por ejemplo frente al tradicional gracioso de nuestro teatro lírico, que podía cantar mal y aun no tener voz, Katiuska fue pedestal para que en su papel divertido se consagrara una artista tan fina, tan sugestiva como Enriqueta Serrano. Otro ejemplo: el “si vas a París papá” canción vodevilera, vulgar, de moda entonces, fue vencida por el “A parís me voy” de Sorozabal, divertida música, sí, pero obra de excelente música.” Sopeña, sobre el segundo tema antes apuntado, dice literalmente: “Aunque Katiuska se llama opereta, hay algo que está ligado con la zarzuela tradicional: el acento sobre la romanza, sobre lo emotivo. No la ligereza con cierto barniz de sentimentalismo típico de la opereta, sino la tradicional expresión lírica, la honda y fuerte expresión amorosa creada por un músico que se sentía actual y romántico a la vez. El gran músico de teatro que es Sorozabal se ve aquí, en esta obra de juventud, pues a través de la romanza nos da personajes que no son títeres, sino personajes de carne y hueso. Hay en esas romanzas, que pronto se hicieron popularísimas, una gradación hábil e instintiva a la vez: la voz grave de barítono expresando una emoción no ruda, pero si resueltamente varonil, fácil a la violencia y la voz de Katiuska que, deseando como escaparse hacia la pajarería de las tiples ligeras, se centra en un lirismo ingenuo y hondo al mismo tiempo, mientras que el tenor, por el mundo caído que representa, se lo coloca en un cierto tono gris logradísimo musicalmente”. En resumen podríamos decir que, aunque la opereta vienesa se asentaba en dos pilares fundamentales: la ambientación exótica y distante sobre la base de una ingenua trama amorosa y las edulcoradas melodías a ritmo de vals y ambos elementos se detectan en algunas obras de Luna según lo cual su opereta está todavía más cercana al espíritu vienés que lo estuvo luego la de Sorozabal, no es menos cierto que también se vislumbran ya en el compositor aragonés los caracteres que el Padre Sopeña advirtió en el músico vasco: alejamiento de la procacidad arrevistada dotando de una elegancia a sus partituras que impulsó a Vives a denominarla “música rubia” y observar que, bajo el ropaje de la forma opereta, se esconde la verdadera zarzuela: el acento sobre la romanza, sobre lo emotivo.
El libretista
Luís Pascual Frutos, nació en Murcia en 1870 y murió en Madrid el 25 de diciembre de 1939. Alcanzó fama como poeta y como dramaturgo produciendo obras escritas con buen gusto y conocimiento de los recursos escénicos, en ocasiones en colaboración con otros autores como Antonio López Monis y Manuel Fernández de la Puente. Empezó a escribir para el género lírico a finales del siglo XIX, llegando su consagración de la mano de Pablo Luna con MUSETTA y MOLINOS DE VIENTO. También han pasado a la posteridad EL GUITARRICO de Pérez Soriano y MARUXA de Vives.
La acción se desarrolla en Holanda, cuando en la playa de Velendal queda encallado el yot que manda el príncipe Alberto, príncipe heredero de una Corona real en formación en la Armada inglesa con quien lleva cuatro años en viaje de instrucción. Esta novedad de la llegada de jóvenes y apuestos forasteros ha entusiasmado a las mujeres y fastidiado a los hombres y estos que antes no hacían caso de ellas, se sienten celosos y van a quejarse al capitán sobre todo Romo, su eventual enfermero, desconsolado porque ama a Margot que no le corresponde. Alberto promete ayudar a Romo ahogando el amor que le ha inspirado la encantadora aldeana, y así, en funciones de Cyrano, le da consejos para conquistarla y le escribe una carta con madrigales del tipo de “Mis ojos al ver los tuyos cegaron con sus reflejos” y otros por el estilo, que hallan un eco alborozado en la joven al creer que la misiva es de su amado príncipe para ella. Enterada al fin de que la carta es de Romo, sufre una gran desilusión pero cuando el príncipe trata de consolarla termina por confesarle que, aunque escribió la carta por una promesa a Romo, la ama realmente. No obstante al final se marcha subrepticiamente aconsejado por el Cabo Stock, descubriéndolo inopinadamente Margot y, a ambos, Romo que intenta abrirle los ojos a su amada. Aledañas a esta trama principal, se producen una serie de situaciones cómicas de los mozos con las mozas, de estas con los marinos, del cabo Stock etc…
A este manido argumento dedica Luna una música elaborada, elegante y de gran calidad, comenzando por la parte cómica en que destaca el coro de la introducción “Dejad paso franco……Diga usted que no, diga usted que si” seguido de las coplas del cabo Stock “El príncipe heredero de una corona real”, el graciosísimo quinteto de las cartas “Las misivas de diario, no se cansan de escribir” y pasando luego ya a los temas principales: el de barítono expresado en la extraordinaria serenata “Mis ojos de ver los tuyos” y el de la soprano cantado en el hermoso vals “Yo he pasado la vida en un sueño”, ambos temas se repiten en otros momentos de la obra, mezclados en los briosos y dramáticos concertantes que empiezan con las frases “Atrás miserables” el primero y “Niña nunca bebas” el segundo. Igualmente elogiable es la Pantomima o escena mímica, que, según el Diccionario de la Zarzuela, es una auténtica pieza de ballet de carácter descriptivo.

Índice de escenas

Zarzuela en un acto con los siguientes números musicales:

1. Introducción y coro “Dejad paso franco……El príncipe heredero”. 2. Quinteto de la carta “Las misivas de diario no se cansan de escribir”. 3. Dúo y serenata “¿Y qué canto? Buena es esa. 4. Escena de las lavanderas: Pantomima. 5. Dúo de Margot y Romo “Tralara, lara, lara……Yo he pasado la vida en un sueño”. 6. Concertante “Atrás miserables…….Por mi fe de caballero” 7. Concertante “Niña nunca bebas” y terceto final “Llorando miradla…..No te alejes Margot de mi lado” 8.1 Final “Capitán, capitán, todo duerme…..Mis ojos al ver los tuyos”.

Personajes
Margot: Pretendida por Romo y enamorada del príncipe. Soprano.
Alberto: Príncipe heredero. Enamorado de Margot y protector de Romo. Barítono (salvo en la versión de Tino Folgar).
Romo: Mozo sin personalidad enamorado de Margot. Tenor
Cabo Stock: Ayudante del príncipe Alberto. Barítono o Bajo.

CONCERTANTE



DUO COMICO



MIS OJOS DE VER LOS TUYOS/RENATO CESARI

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