jueves

LA PARRANDA


"La Parranda", zarzuela en tres actos, con texto original de LUIS FERNÁNDEZ ARDAVIN y música de FRANCISCO ALONSO.
Estrenada el 26 de abril de 1928 en el Teatro Calderón de Madrid.
La obra

Se estrenó en el Teatro Calderón de Madrid, el 26 de abril de 1928, según viene avalado por el Diccionario de la Zarzuela y por la autobiografía de su principal intérprete Marcos Redondo, sin embargo en el Libro de la Zarzuela figura como fecha de su estreno el 18 de abril y en la biografía del Maestro Alonso de José Montero Alonso el 24 de abril.

Según el ilustre barítono fue un gran éxito, pero “ni mucho menos igualado al de LA CALESERA que adquirió caracteres de apoteosis, por eso yo hablaría de un “segundo estreno” esta vez en el Teatro Romea de Murcia el 23 de febrero (no se asusten ustedes) de 1929 en que un comienzo frío por parte del público se transformó en delirio a raíz del Canto a Murcia. Es curioso que sus autores no tenían mucha fe en el triunfo de la obra en su “ambiente natal” pues ya “El Liberal” murciano se hizo eco de los contradictorios comentarios que se produjeron y que iban desde esperar de la zarzuela un exaltado canto a Murcia hasta decantarse porque “se quisiera jugar con el público de Murcia” y cuenta Redondo que el Maestro Alonso le iba preparando el terreno para escurrir el bulto, cosa que se materializó y se dio a conocer mediante un telegrama recibido dos horas antes de la representación. La realidad es que esta zarzuela reportó a sus autores más dinero y fama que La Calesera, y Marcos Redondo confiesa que nunca dejó de representarla en una gira hasta su retirada en 1957.

El Canto a Murcia se convirtió desde entonces en el himno oficioso de Murcia y a su primer intérprete se le ha venerado desde entonces no sólo en Murcia capital sino también en Cartagena, a pesar de los clásicos “celillos” entre ambas poblaciones (en ambas tiene dedicadas sendas calles), claro que el supo cultivar esta “devoción” en sus frecuentes giras a aquella región en donde incluso contó con “pandas de auroros” auténticos en sus representaciones de esta obra.

El compositor
Francisco Alonso, nació en Granada el 9 de mayo de 1987 y murió en Madrid el 18 de mayo de 1948. De 1900 datan sus primeras obras conocidas, estrenadas en Las Escuelas del Ave María del Padre Manjón, poco después en 1903 es nombrado director de la Orquesta Filarmónica de Granada y de la Banda de obreros polvoristas de El Fargue (según el Diccionario de la Zarzuela en 1906). En 1911 marcha a Madrid aunque nunca perdió su idiosincrasia “granaína”, pues prácticamente fue embajador de Granada en Madrid.

Imposible relacionar ni siquiera un porcentaje considerable de sus obras, solo citaré entre las zarzuelas LA LINDA TAPADA y LA BEJARANA (1924), CURRO EL DE LORA y LA CALESERA (1925), LA PARRANDA (1928) y LA PICARONA (1930); y entre las Revistas, LAS CORSARIAS (1919), LAS CASTIGADORAS (1927) y LAS LEANDRAS (1931), entre otras composiciones destaca la famosísima MAITECHU MÍA y EL HIMNO DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE SEVILLA (1929) reliquia recientemente desenterrada por Blue Moon al incluirla en los 5 CDs de Miguel Fleta.

Compositor chispeante y brillante que yo creo que pudo alcanzar más calidad de habérselo propuesto pero, como a Guerrero y otros, le atrapó el éxito pronto y fácil, con apresuramiento salvado sólo por su inspiración (consta que los ensayos de La Calesera empezaron sin haber acabado los números musicales, entre ellos el famoso pasacalle y más todavía la romanza final para Marcos Redondo cuya frase musical “tu me puedes olvidar, yo jamás te olvidaré” pasó de las musas al teatro unos días antes del estreno) desembocando en la Revista que en definitiva dañó a la Zarzuela, y eso que aquellas Revistas eran muy superiores a las que les sucedieron. Por eso me hace gracia que “sea políticamente correcto” asimilar lo zarzuelero con su predominio en una determinada época de España, más o menos desde los felices 20 hasta la mediación de la dictadura franquista, cuando, a mi parecer, precisamente la Zarzuela ha sido víctima y no verdugo de la situación vivida en esos años por la música en España.

El argumento, intranscendente como los de muchas zarzuelas que triunfaron, trata del amor de Aurora y Miguel estorbado por un pretendiente en poder de un secreto con el que chantajea a la pareja, con final rocambolesco pero feliz.

Este drama infumable se salva por la inspiración musical, distribuida en 14 números, algunos de ellos basados en el tipismo murciano y estructurados en coros con o sin solistas, como “Festejando la flor primera”, “Campanitas de la ermita” o “Los auroros de la Cofradía”, otros de carácter cómico, el Dúo de Aurora Miguel que quizás sea el único número musical que tiene algo que ver con el argumento, pues los demás podrían pertenecer a cualquier obra de ambiente murciano. Destacan fundamentalmente el “Canto a Murcia” precedido de las seguidillas “Las estrellas del cielo son ciento doce”, y “La canción del platero” cuyo texto, no la música, procede del acervo cultural murciano del que también lo había recogido Joaquín Nin para componer EL PAÑO MURCIANO una canción que cantó Fleta y más recientemente Victoria de los Angeles.

Índice de escenas

Acto I: 1. Coro de huertanos “Festejando la flor primera”. 2. Coro de botijeros “Aquí estamos los tres botijeros”. 3. Dúo de Aurora y Miguel “Miguel yo no te creía”. 4. Nocturno y copla “Pensamiento que vuelas”. 5. Terceto cómico “Mira que arracadas”. 6. Ronda “Las estrellas del cielo son ciento doce”. 7. Canto a Murcia “En la huerta del Segura”.
Acto II: 8. Mozas y comadres “Aquí sale la novia más rebonita”. 9. Ronda de las solteras “Un regalo a la novia”. 10. Escena y coplas del quisiera “Boda de rumbo”. 11. Canción del platero “Óyeme mujer”. 12. Las parrandas “ponerse en fila”.
Acto III: 13. Salve de Auroros “Los Auroros de la cofradía”. 14. Final “Todos dicen que tienes”.










CANTO A MURCIA-CARLOS ALVAREZ



miércoles

LA DOLOROSA


"La Dolorosa" es una zarzuela de ambiente aragonés en dos actos, el segundo dividido en tres cuadros, con exto original de JUAN JOSÉ LORENTE y música de JOSÉ SERRANO, estrenada el 23 de mayo de 1930 en el Teatro Apolo de Valencia.

Llegó al Teatro Victoria de Madrid el 24 de octubre, ya con la aureola del éxito del estreno y de su paso por Zaragoza. Recorrido en el que Emilio Vendrell y Cora Raga (incorporada en Zaragoza) se llevaron los máximos laureles, sin olvidar a Pablo Hertzogs y a los “cómicos” Trini Avelli y Anselmo Fernández. A lo largo de los años se han lucido muchos grandes cantantes con esta zarzuela como queda reflejada en la amplia fonografía que acompaña a esta reseña.

“El Libro de la Zarzuela” nos enseña que el tema del amor y el dúo trágico de Rafael y Dolores sirven de pilares para levantar el edificio de la zarzuela que, gracias a la bondad de la labor musical y literaria, obtuvo amplio éxito desde el día de su estreno y no ha dejado de estar presente en todos los repertorios. Una introducción evocadora del tema del amor, variado y apenas insinuado, nos anticipa lo que va a venir. La orquesta es utilizada al modo de las grandes oberturas de zarzuela; acto seguido Rafael explica al prior la razón del cuadro que está pintando; Fray Lucas le interrumpe por un cierto deje melancólico que intuye en su voz; el tratamiento orquestal es, en este caso, más simple, limitándose a doblar la melodía, cosa que también hace con Perico y Nicasia en el dúo cómico; un cambio frecuente de familia instrumental sirve para aligerar la partitura y otorgarle la comicidad de la que la melodía está bastante huera. Suena luego el oboe melancólico que juega con el canto de cuna de Dolores; toda la crueldad y esperanza están contenidas en la combinación de ambas líneas melódicas.

En el segundo acto, se encuentran Rafael y Dolores. La pieza “Déjame besar tu mano generosa” de Dolores expresa la tragedia de ambos. Cuando todo parece estar destinado al fracaso la orquesta se dispara en una apoteosis de esperanza, tan frecuente en las obras de Serrano, evocadora de posibles soluciones; se trata de un crescendo al que se suman todos los instrumentos con aire de jota, tema que más tarde reaparecerá en el momento oportuno. Pero la solución todavía tiene que elaborarse; los violoncelos introducen la sospecha de que se acerca el momento crucial; el prior echa a faltar la presencia de Rafael; sobre la base de un texto cargado de musicalidad el prior canta la famosa romanza sobre el amor. Mientras tanto la duda anida en el espíritu de Rafael; oye cantar y tocar la rondalla callejera; es un tema alegre y popular que se va mezclando con el tañer de las campanas y el tema trágico de su propia situación, y canta “Dios mío ten piedad de mi”. De nuevo surge la apoteosis orquestal que parece ser el eco de la propia esperanza. Rafael se confiesa al prior “La mujer que fue mi vida” tema cercano al anterior y que deriva en el tema del amor cantado antes por el prior. Todo está ya decidido; Rafael sale del convento; la alegría del camino reencontrado se manifiesta en la canción “Esperanza muerta sube hasta los cielos”. Fuera hay boda; Nicasia y Perico se casan; la rondalla sigue sonando y el jolgorio se vuelve esperanza al reencontrarse Rafael y Dolores mientras la música se funde en el tema del dúo trágico del primer cuadro.

El pintor Rafael, abrumado por un gran desengaño amoroso, buscó el refugio en un convento de Cartujos, pintando, ahora, un lienzo para él mismo. Se trata de la Virgen de los Dolores, que, sin él quererlo, recuerda a la mujer que acapara su pensamiento. El Prior y Fray Lucas llegan de dar un paseo, y aquél le pide a Rafael le explique el motivo de su obra pictórica, lo que hace en una sentida romanza. Hay un duetto cómico entre Perico y Nicasia, en el que la muchacha le manifiesta sus proyectos matrimoniales con gran alborozo de Perico. Se presenta Dolores, la antigua novia de Rafael, con un hijo en los brazos, y que sufre ahora el desprecio del hombre que la sedujo. Sigue un dúo entre Dolores y Rafael que le aconseja vuelva al hombre que la sedujo, a lo que ella se opone con firme energía. El padre prior en una bella romanza, quiere explicarse el caso del hermano Rafael, pretendiendo “adivinar el sufrimiento de ese pobre soñador”. Desenlace que tiene lugar cuando el hermano Rafael le ruega le escuche en confesión, al término de la cual el Prior le dice que se retire a descansar y que al día siguiente podrá abandonar el convento. En el día de la fiesta de la Virgen Labradora, Rafael y Dolores sienten renacer el impulso de su antiguo amor.

Índice de números musicales:
Acto I: 1. Preludio y relato de Rafael “La roca fría del Calvario”. 2. Dúo cómico “Ya verás cuando me ponga….Nicasia, Nicasia, Nicasia”. 3. Nana “Duerme mi tesoro” y escena.
Acto II: 4. Dúo de Dolores y Rafael “Déjame besar tu mano generosa”. 5. Romanza del prior “Me da mucho que pensar….El amor es un veneno de un poder fatal”, Jota “Clavellina de la huerta” y confesión “Falta una campanada…..La mujer que fue mi vida….Pecador, la fe si es pura”. 6. Intermedio. 7. Cuadro final “Dejo tu sombra, santa mansión….Esperanza muerta sube hasta los cielos……Fuente clara y milagrosa de la vida”.









viernes

HOMENAJE AL MAESTRO GUERRERO


Jacinto Guerrero nació el 16 de agosto de 1895 en Ajofrín, Toledo. Inició sus estudios musicales en la Catedral de Toledo como infante de coro bajo la dirección del músico catalán Lluis Ferré. Gracias a una beca de la Diputación Provincial de Toledo pudo seguir estudiando en Madrid, donde fue alumno de Conrado del Campo en el Real Conservatorio.
Algún tiempo después ingresó como músico en la Orquesta del Real Tetro Apolo hasta que alcanzó la dirección de su orquesta. En 1921 estrena en Barcelona su primera zarzuela importante La Alsaciana. Al año siguiente estrenó en Zaragoza La Montería y en 1923 estrena Los Gavilanes en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
En 1926, El Huesped del Sevillano, estrenada en el Teatro Apolo y con texto de Juan Ignacio Luca de Tena y Enrique Reoyo tuvo un tremendo éxito. Continuó con obras como Martierra (1928), La Rosa del Azafrán (1930), La Fama del Tartanero (estrenada en Valladolid en 1931), Sole, La Peletera (1932) y El Ama (1933). Tras la Guerra Civil estrena Canción del Ebro (1941), Tiene Razón Don Sebastián (1944) y Los Países Bajos (1949).
Además hace incursiones en la revista de la que destacan grandes éxitos como El Sobre Verde y Los Bullangueros (1927), Abajo las Coquetas y La Orgía Dorada (1928), Miss Guindalera (1931) ¡Gol! (1933), La Media de Cristal (1942), ¡Cinco Minutos Nada Menos! (1944), La Blanca Doble (1947), Tres Gotas Nada Más (1950) que estuvieron mucho tiempo en cartelera.
En 1948 fue nombrado presidente de la Sociedad de Autores Españoles. Fue comendador de las Órdenes de Isabel la Católica y de Alfonso X el Sabio, y medalla del Trabajo de 1ª clase. Falleció en Madrid, el 15 de septiembre de 1951 a causa de una intervención quirúrgica.
He aquí un homenaje al gran compositor toledano, donde se repasan algunos fragmentos de su espléndida obra musical.

















miércoles

EL AMOR BRUJO


Manuel de Falla (Cádiz, 1876 - Alta Gracia, Argentina, 1946, fue, con los catalanes Isaac Albéniz y Enrique Granados, el tercero de los nombres que conforman la gran trilogía de la música nacionalista española. Fue también uno de los primeros compositores de esta tradición que, cultivando un estilo tan inequívocamente español como alejado del tópico, supo darse a conocer con éxito en toda Europa y América, y con ello superó el aislamiento y la supeditación a otras tradiciones a que la música hispana parecía condenada desde el siglo XVIII.

Nunca fue un compositor prolífico, pero sus creaciones, todas ellas de un asombroso grado de perfección, ocupan prácticamente un lugar de privilegio en el repertorio. Recibió sus primeras lecciones musicales de su madre, una excelente pianista que, al advertir las innegables dotes de su hijo, no dudó en confiarlo a mejores profesores. Tras trabajar la armonía, el contrapunto y la composición en su ciudad natal con Alejandro Odero y Enrique Broca, ingresó en el Conservatorio de Madrid, donde tuvo como maestros a José Tragó y Felip Pedrell.

La influencia de este último sería decisiva en la conformación de su estética: fue él quien le abrió las puertas al conocimiento de la música autóctona española, que tanta importancia había de tener en la producción madura falliana. Tras algunas zarzuelas, hoy perdidas u olvidadas, como Los amores de Inés, los años de estudio en la capital española culminaron con la composición de la ópera La vida breve, que se hizo acreedora del primer premio de un concurso convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Aunque las bases del concurso estipulaban que el trabajo ganador debía representarse en el Teatro Real de Madrid, Falla hubo de esperar ocho años para dar a conocer su partitura, y ello ni siquiera fue en Madrid sino en Niza.

La madurez creativa de Falla empieza con su regreso a España, en el año 1914. Es el momento en que compone sus obras más célebres: la pantomima El amor brujo y el ballet El sombrero de tres picos (éste compuesto para cumplimentar un encargo de los célebres Ballets Rusos de Serge de Diaghilev), las Siete canciones populares españolas para voz y piano y la Fantasía bética para piano. Su estilo fue evolucionando a través de estas composiciones desde el nacionalismo folclorista que revelan estas primeras partituras, inspiradas en temas, melodías, ritmos y giros andaluces o castellanos, hasta un nacionalismo que buscaba su inspiración en la tradición musical del Siglo de Oro español y al que responden la ópera para marionetas El retablo de maese Pedro, una de sus obras maestras, y el Concierto para clave y cinco instrumentos. Mientras que en sus obras anteriores Falla hacía gala de una extensa paleta sonora, heredada directamente de la escuela francesa, en estas últimas composiciones su estilo fue haciéndose más austero y conciso, y de manera especial en el Concierto.

"El amor brujo" no es una zarzuela, es un ballet, pero la maravillosa "Danza del fuego" bien se merece este espacio.
Breve argumento:
Amor, baile y muerte. Estas son las tres claves de "El amor brujo". Carmelo está enamorado de Candela, cuyo padre le ha arreglado el matrimonio con José, siguiendo la ley gitana. José, que sigue viendo a su amante Lucía aún después de casado, muere apuñalado poco después, de lo que es acusado Carmelo, quien pasa cuatro años en la cárcel. Al regresar al poblado, Carmelo ve aterrado cómo Candela baila cada noche con el espíritu de José en el lugar en que fue asesinado. Una hechicera recomienda a Carmelo que baile con Candela la danza del fuego, para apartar de ellos al espectro que les separa. Fracasan en el intento, y la única solución es que la que fue amante de José en vida lo sea también en la muerte.
El siguiente resumen aparece en la partitura publicada de El amor Brujo:

Candelas, una joven muy bella y apasionada, ha amado a un gitano malvado, celoso y disoluto, pero fascinante y lisonjero. Aunque ha llevado con él una vida infeliz, le amó intensamente y lamentó su pérdida, incapaz de olvidarle. El recuerdo que guarda de él es como un sueño hipnótico, un hechizo mórbido, horroroso y enloquecedor. Está aterrada por el pensamiento de que el muerto quizá no se haya ido del todo, de que puede regresar y que continúa amándola a su modo feroz, sombrío, infiel y acariciante. Se vuelve víctima de sus pensamientos del pasado, como si estuviera bajo la influencia de un Espectro; sin embargo ella es joven, fuerte y vivaz. La primavera vuelve y con ella el amor, en la figura de Carmelo. Carmelo, un galán apuesto, joven y enamorado, trata de seducirla. Candelas no es reacia a ser conquistada y casi inconscientemente responde al amor, pero la obsesión de su pasado pesa contra su actual inclinación. Cuando Carmelo se acerca a ella y trata de hacerla compartir su pasión, el Espectro regresa y aterroriza a Candelas, a la que separa de su amante. Los amantes no pueden intercambiar el beso del amor perfecto.

Carmelo se va y Candelas languidece y se marchita. Se siente como embrujada y su amor pasado parece revolotear pesadamente a su alrededor en la forma de murciélagos malévolos y agoreros. Pero este hechizo malvado debe ser roto y Carmelo cree haber encontrado un remedio. En otro tiempo él fue camarada del gitano cuyo Espectro ronda a Candelas. Sabe que el amante muerto era el típico galanteador andaluz infiel y celoso. Como parece conservar, aun después de muerto, su gusto por las mujeres bellas, debe ser sorprendido en su lado flaco y de este modo apartado de sus celos póstumos, con el fin de que Carmelo pueda intercambiar con Candelas el beso perfecto contra el cual no tiene poder la brujería en contra del amor.

Carmelo persuade a Lucía, una joven gitana encantadora-mente bella, amiga de Candelas, que simule aceptar los avances del Espectro. Lucía, por cariño a Candelas y por curiosidad femenina, acepta. La idea de flirtear con un fantasma le resulta atrayente y novedosa. ¡Y además, en vida el muerto había sido tan jovial! Lucía ocupa el puesto del centinela. Carmelo regresa a seducir a Candelas y el Espectro interviene -pero se encuentra con la encantadora gitanilla y no puede ni quiere resistirse a la tentación-, pues él no sabe decir que no a la atracción de una cara bonita. Comienza a seducir a Lucía, engatusándola e implorándole, y la coqueta joven gitana le lleva casi a la desesperación. Mientras tanto, Carmelo logra convencer a Candela de su amor y la vida triunfa sobre la muerte y sobre el pasado. Los amantes por último intercambian el beso que derrota la influencia maligna del Espectro, el cual perece, definitivamente conquistado por el amor.

Historia:
El ballet El amor brujo fue compuesto por Manuel de Falla, entre noviembre de 1914 y abril de 1915. Moreno Ballesteros dirigió el estreno en Madrid, el 15 de abril de 1915. Posteriormente Falla revisó la obra. La primera presentación en forma de concierto de la versión definitiva fue interpretada el 28 de marzo de 1916 por la Orquesta Filarmónica de Madrid, dirigida por Bartolomé Pérez-Casas.

En 1907, Falla emprendió lo que se suponía iban a ser vacaciones de una semana en París, pero se quedó tan encantado con la capital de Francia que terminó permaneciendo allí siete años. La primera obra que escribió a su regreso a España fue el ballet El amor brujo, compuesto en el momento en que estaba terminando Noches en los Jardines de España. De hecho, el movimiento de tango del ballet fue originalmente concebido como parte de Noches.

El incentivo de El amor provino de Pastora Imperio, una cantante y bailarina que deseaba una pieza en la que pudiera expresarse en ambas especialidades. Ella se dirigió a Falla y al dramaturgo Gregorio Martínez Sierra. Los dos hombres se interesaron en el proyecto. Sierra proporcionó un escenario basado en una historia folclórica auténtica. La Imperio pertenecía a una familia de gitanos, varios de los cuales tuvieron participación en el estreno. La madre de la artista instruyó a Falla con respecto a las canciones folclóricas y las leyendas gitanas, su hermano bailó el papel de Carmelo y su cuñada e hija también aparecían en la producción.

Como inicialmente la obra fue un fracaso, tiempo más tarde el compositor volvió a escribirla, combinó sus dos escenas en una sola, amplió su conjunto de cámara a una orquesta y eliminó varias canciones y recitados. La nueva versión se escuchó en concierto en 1916, pero debió esperar para una producción escénica hasta 1925, cuando fue interpretada en París por la célebre bailarina La Argentina. Falla extrajo una suite orquestal del ballet omitiendo los números vocales.

A través de sus canciones y danzas populares, El amor brujo refleja el misticismo de la cultura gitana. Particularmente española es la manera en la que las "fuerzas brutas de naturaleza incorregible", como el biógrafo de Falla, Burnett James, explica el simbolismo del Espectro, son aplastadas por "la firmeza de la mente y del espíritu humano", que están representados por el amor de Carmelo y Candelas. Como lo explica James:

La música surgió de las raíces y de las canciones y de las danzas de los gitanos andaluces y lleva en ella la mayor parte del tiempo una cualidad extrañamente primitiva; o más bien, un tipo de elementalismo emocional y espiritual contenido dentro de un envase técnico y estilístico altamente sofisticado. Hay también un sabor oriental frecuente, que no debe sorprender en vista de los muchos aspectos del flamenco que se sabe y se reconoce que derivan de lo oriental... Falla comprendió, aunque todavía no había estado allí, las diferencias significativas entre Andalucía y la Andalucía gitana y compuso de acuerdo con ello. Pero el compositor no utilizó ni una sola tonada tradicional, andaluza o gitana, aunque empleó con gran habilidad y comprensión varios de los ritmos de la danza popular.

En cuanto al material temático, se mantuvo fiel a su propia creencia de que la música folclórica es más valiosa para el músico cultivado que no usa tonadas folclóricas auténticas, sino que llega a "sentir" su espíritu y esencia y de este modo les permite inspirar sus propias composiciones, pero no apoderarse de ellas... El carácter místico, misterioso y modal de El amor brujo imprimió un sello particular en esta música, pues derivaba del propio corazón de la materia que fue su objeto.

El título "El amor brujo" recibe habitualmente en inglés el nombre de "Amor, el Mago", pues de hecho el español es intraducible. La ambientación es probablemente la costa sur de España, cerca de Cádiz. Tanto en su título "La historia del pescador" como el tango de Cádiz de siete tiempos en el movimiento "Pantomima" sugieren fuertemente esta ubicación.


lunes

ODON ALONSO


Hijo del también director de orquesta Odón Alonso González, fue uno de los más importantes directores de orquesta españoles de la segunda mitad del siglo XX.

Tras pasar por el Conservatorio madrileño y la Facultad de Filosofía y Letras, recaló en Siena, Salzburgo y Viena. En 1950 fue nombrado director musical del Coro de Cámara de Radio Nacional de España, y, siete años después, del Teatro de la Zarzuela. En 1960 se responsabilizó de la Orquesta Filarmónica de Madrid antes de incorporarse a la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española. Cuando abandonó esta se hizo cargo de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico y del Festival Casals.

También dirigió las restantes orquestas españolas y otras de Austria, Italia, Francia, Portugal y de diversos países americanos. Fue titular de la cátedra de ópera y oratorio de la Escuela Superior de Canto de Madrid. Fue obsequiado con la medalla de honor de la SGAE y el título de "Oficial" de la Orden de las Artes y las Letras francesas.

Fue hijo adoptivo de Puerto Rico y recibió la Orden de Cisneros, la encomienda de número de la Orden de Isabel la Católica, la medalla de oro de Unicef y la medalla al mérito artístico y cultural de la Universidad Complutense de Madrid. En el año 1977 fue nombrado mejor director español del año por la revista RecordsWorld.

Hasta su fallecimiento dirigía el Otoño musical soriano, festival celebrado todos los meses de septiembre en la capital de Soria en el entorno del Centro Cultural Palacio de la Audiencia, cuyo auditorio principal recibe el nombre Auditorio Odón Alonso.

El 9 de febrero de 1995 fue nombrado Hijo Adoptivo de la Ciudad de Soria. En el transcurso de la clausura del Otoño musical soriano, en su edición de 2008, la decimosexta, el Alcalde de Soria, Carlos Martínez, anunció que una de las plazas principales de la ciudad recibiría el nombre del maestro.

Falleció en la madrugada del 21 de febrero de 2011 en una clínica madrileña, a la edad de 85 años. El 22 de febrero de 2011, el Ayuntamiento de Soria acordó concederle la Medalla de Oro de la Ciudad y dedicar a su memoria el festival del que fue alma mater.